Hasta la fecha, la logística de las exploraciones subterráneas ha sido planificada atendiendo a la imposibilidad de establecer comunicaciones entre los equipos que desarrollaban los distintos trabajos en profundidad con la superficie. En casos de accidentes, este hecho, se ponía aún más de manifiesto, donde no se tenía información si no había una persona que comunicara directamente lo que acontecía, con unas horas de retraso. Es en accidentes, donde una comunicación en tiempo real con un equipo portátil, de fácil montaje y de reducidas dimensiones para el transporte, es fundamental para la organización de los distintos grupos que componen el rescate, así como de la transmisión de información desde el lugar del accidente, sobre el estado o la gravedad de las lesiones. Tras la evolución de los sistemas de comunicación a través de formación desarrollados y aplicados por primera vez a mediados de los 70 y las evoluciones actuales de estos hacia los equipos que comentaremos a continuación, la comunicación a través de formación es ya una facilidad a tener en cuenta para la organización y la logística del trabajo subterráneo.

El Molefone, trabajaba con una antena circular de 1 metro cuadrado, sobre la que se inducía el campo electromagnético que se propagaba por la formación. La antena circular portátil es menos efectiva y transmite peor que las antenas de tierra. Sin en cambio ésta tiene una ventaja, y es que se puede dirigir la emisión del campo hacia puntos concretos, ya que el campo se propaga de modo perpendicular al plano de la antena. Este hecho, posibilita trabajos de radiolocalización desde superficie de segmentos de cavidades en los que se encuentran espeleólogos.

http://espeleo.iespana.es/archivos/AS_18_Pag_22-25__Sistemas_de_Comunicacion.pdf
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