Más tarde fue profesor de Química Inorgánica en la Sorbona, en el año 1900. Además de sus estudios e investigaciones para la obtención del acetileno, figuran en su dilatada carrera de química éxitos tan importantes como el aislamiento del flúor (1892) o tan insólitos como el intento de fabricación de diamantes artificiales (1893). Por toda su trayectoria científica, le fue concedido el Premio Nobel de Química en 1906. Pero volvamos a sus trabajos sobre el acetileno y los carburos. El notable investigador francés observó que la masa de cal sometida en su horno eléctrico a una temperatura de 3000 ºC por medio de un arco voltaico, se derretía y fluía como el agua. Entonces, y con la misma temperatura, se operó la reducción rápida del óxido de calcio, desprendiéndose en abundancia el metal, que a la vez se unió fácilmente al carbón de los electrodos del arco, para formar carburo de calcio líquido al rojo y muy sencillo de recoger.
Estas observaciones fueron presentadas por Moissan a la Academia de Ciencias de París el día 12 de Diciembre de 1892. M.L. Bullier, que colaboraba con Moissan en sus investigaciones, comenzó a trabajar en un medio práctico y fácil para obtener carburo de calcio de composición bien definida y que fuese un procedimiento industrialmente viable. Después de innumerables ensayos, obtuvo un resultado práctico, al mezclar 36 partes de carbón y 56 de cal viva. El carburo de calcio puro y cristalizado, obtenido por fusión, correspondía a la fórmula C2Ca y desprendía, tratándose con agua, acetileno. El procedimiento de Bullier obtuvo un privilegio (a modo de patente) del Gobierno francés, otorgado el día 9 de Febrero de 1894, y su método de fabricación fue presentado por Moissan a la Academia de Ciencias el día 5 de Marzo de 1894.
No hay comentarios:
Publicar un comentario