martes, 10 de junio de 2008

Un monitor de barranquismo fallece en el barranco del río Vallegón

08/06/2008
Un joven madrileño residente en el pueblo de Vega, Ribadesella, perdió la vida ayer por la tarde mientras practicaba barranquismo en el río Vallegón, en el concejo de Amieva. El fallecido fue rescatado por los Bomberos de Asturias en uno de los barrancos existentes entre las localidades de Ceneya y Amieva, al pie del desfiladero de los Beyos, en un operativo en el que también participó la Guardia Civil de Montaña de Cangas de Onís.
Gregorio Fernández Rubio, casado y de 28 años, trabajaba de monitor en la empresa de turismo activo Montañas del Norte, con sede en Ribadesella y Arriondas. Y precisamente ayer se encontraba haciendo una ruta de barranquismo en esta zona del Parque Nacional de los Picos de Europa acompañado por tres clientes y otro compañero de trabajo. Fue este último quien, después de hacerle los primeros auxilios e intentar reanimarlo sin éxito, avisó a los servicios de emergencia del 112-Asturias.

Sobre las 18.27 horas, los Bomberos de Asturias con base en Cangas de Onís accedieron a la zona. Casi al mismo tiempo lo hacía el helicóptero de la entidad con base en La Morgal. Cuando llegaron sólo pudieron certificar que el joven había fallecido. El rescate no fue demasiado complicado. Cuando la Guardia Civil llegó al lugar, los bomberos ya habían localizado el cuerpo, que yacía a unos 150 metros de la carretera y que fue izado en una camilla arrastrada mediante cuerdas hasta la vía.
El fatal accidente tuvo lugar a escasos metros del inicio del recorrido del barranco, que es considerado de escasa dificultad e incluso es muy frecuentado por grupos de escolares. El inicio de la ruta es un llano del caudal en el que pronto comienzan a sucederse varios rápeles. Fue en el segundo cuando este monitor de montaña perdió la vida. Según aseguraron fuentes de los Bomberos de Asturias, el joven murió ahogado aunque se desconocen las causas del fatal accidente. Ahora, la Guardia Civil abrirá diligencias judiciales para investigar el suceso. El cadáver fue levantado pasadas las nueve de la noche.

Sus compañeros aseguraban ayer que Gregorio Fernández Rubio era todo un experto en descenso de cañones. Trabajaba muy bien, era prudente y conocía perfectamente el río Vallegón, según comentó un colega de profesión que ayudó en las labores de rescate del cuerpo, Jorge Núñez. No hubo negligencia, sino, simplemente, «mala suerte», señaló Núñez,. Manolo Villarroel, monitor cangués que también participó en el rescate, recordó que Gregorio Fernández Rubio era «un chaval que no hacía las cosas al tuntún». Lo conocía bien y sabía de su buen hacer y de su profesionalidad. Habían participado juntos en varios cursos de espeleología, uno de ellos en La Torca de Juanín, en Oceñu, en una sima de unos 300 metros de profundidad. Villarroel comentó que el accidente fue una fatalidad ya que el fallecido conocía perfectamente el cañón del río Vallegón, considerado por los expertos «fácil» y con varias salidas de escape. «Lo habría bajado unas trescientas veces», afirmó.

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